El que cura nuestras heridas El Señor se nos presenta a nosotros como nuestro Sanador, aquel que está pendiente de nuestros sufrimientos y de nuestras heridas. El periodista le preguntó a la niña de tres años el nombre de su padre. Ella miró desconcertada, tomó fuertemente la mano de su padre y entonces respondió suavemente: –Papi. Su padre, un general de cinco estrellas del ejército, altamente condecorado y un hombre muy influyente, le sonrió tiernamente a su hija después de escuchar su respuesta. En su ingenua mente, él no era un hombre con títulos, honores o incluso con un nombre o un apellido auspicioso. Él era una persona muy especial a quien ella llamaba "Papi". En ese título residía todo cuanto ella necesitaba a su corta edad: amor, provisión, protección, diversión, seguridad y consuelo. Para otros, él podía ser el "General" o el "Señor"; para esta pequeña él simplemente era "Papi". ¿Qué importancia tiene un nombre? De acuerdo ...